martes, 27 de julio de 2010

CATALUNYA EL PARLAMENT Y PROHIBIR LA LIBERTAD DE OTROS...

¡ LIBERTAD, LIBERTAD ! /
Por José Francisco Bayona
Que en un país democrático, en pleno siglo XXI, haya que pedir libertad para una actividad legal desde el punto de vista jurídico y ético… me retrotrae a otra época de España que no alcancé a vivir y que, por mucho que haya estudiado o me hayan contado, no alcanzo a entender.
PUBLICADO EN EL DIARIO LA OPINIÓN DE MURCIA. Sección del sábado.
''LA CARIOCA'' / Por José Francisco Bayona. Foto.- Herrerías.
Que en un país democrático, en pleno siglo XXI, haya que pedir libertad para una actividad legal desde el punto de vista jurídico y ético… me retrotrae a otra época de España que no alcancé a vivir y que, por mucho que haya estudiado o me hayan contado, no alcanzo a entender.
O me envía a países que viven bajo el yugo de una dictadura pero que, como no he visitado, no me hago una idea real de lo que pasa la gente que no puede decir lo que piensa, leer lo que le apetece, hacer lo que cree conveniente, divertirse según su criterio.
El término libertad está viciado, o eso me parece a mí, por muchos que no se lo quitan de la boca precisamente para privar a los demás de la misma. ¿Libertad para prohibir? ¿Libertad para imponer? Libertad para impedir que otros seamos libres.
ANIMALISMO. El miércoles que viene se vota en Cataluña la prohibición o no de los toros. De los toros de muerte, se entiende. No de los correbous o toros de calle, tan arraigados en la Cataluña del bajo Ebro. El miércoles que viene, a las 10 de la mañana, en el Parlament. Y pinta mal. Porque el PSC ha dado libertad de voto –cosa que no me parecería mal si se diera libertad de voto en todos los asuntos y si el portavoz del grupo, David Pérez, no hubiera dicho a los cuatro vientos que su partido iba a votar en bloque en contra de la prohibición- y porque, en cualquier caso, la mayoría la tiene CiU, que también ha dado libertad de voto, y todos los caminos nos llevan irremediablemente al pesimismo.
No volveré a escribir sobre el antiespañolismo a pesar de que es el motivo real de la prohibición, amparada en un falso y burdo animalismo. Falso por que no es la motivación real. Burdo porque los argumentos que esgrimen los antitaurinos son un completo disparate y atentan contra seres de su propia especie. Llamar asesino a una persona que mata a un animal… Llamar tortura a una lucha contra un animal que se puede defender con su fuerza, con su animalidad… Explicar el espectáculo de los toros a través de un supuesto regocijo en el sufrimiento del animal y de un goce perverso con su sangre… Desear la muerte de una persona antes que la de un animal… Dios mío…
RESPETO. Todos los profesionales del mundo del toro y todos los aficionados, nos hemos planteado alguna vez en nuestra vida si el toreo tenía una justificación ética. Todos hemos tenido dudas. Pero, al final, sin ánimo de crear dogma de fe, hemos llegado a la conclusión de que el toreo no es inmoral. Volteretas de trágicas consecuencias, cornadas brutales… El torero expone su salud y hasta su vida y eso convierte el toreo en una actividad artística de altísimo rango por el compromiso que exige. El torero no es un torturador porque el respeto y el miedo que le infunde el toro no le permite psicológicamente el ensañamiento. Y el aficionado no sólo no disfruta de la sangre del toro sino que exige que se le den ventajas, que mantenga su fuerza y su animalidad para poder atacar y herir. Inteligencia contra naturaleza. Vida contra promesa de muerte.
Nadie pide que el antitaurino trate de entender este razonamiento. Nadie pide que el antitaurino deje de serlo. Pedimos, sí, que se respete nuestra forma de entender el mundo. Porque ser aficionado a los toros no sólo es una afición. Es eso: Una Manera De Vivir.

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