NO EXISTE EXPLICACIÓN COHERENTE/ por Antonio González Barnés -Periodista-
MURCIA. Domingo, 24 de Enero de 2010
Desde la independencia de no ocupar cargo público; desde el derecho a la libertad de expresión que me asiste, como periodista y aficionado a los toros, puedo escribir:
No se puede prometer desde las altas instancias públicas que Cartagena volvería a tener plaza de toros, y ser capaz de incumplir lo prometido.
No puede estar Cartagena gobernada por el Partido Cantonal, PSOE y PP (desde que llegó la Democracia) y que ninguna formación política permita que la única plaza de toros existente desde Algeciras hasta Girona, este cerrada.
Sólo una Comunidad (Cataluña) baraja la posibilidad de declararse antitaurina, pero mantienen en pie su Monumental.
No se pueden crearse foros reivindicativos que apaguen sus buenas intenciones como le puede ocurrir a una simple cerilla con un débil soplo.
Cartagena, la milenaria ciudad, a cuyo Puerto asomaron las más grandes culturas, ha olvidado de que existe la cultura taurina, que forma parte de la epidermis de este país.
No se puede crear afición, ni escuela en donde los chavales aprendan el oficio, o encuentros para las artes tan vinculada al mundo de los toros, si no existen infraestructuras.
Es un milagro que aparezcan chavales como Raúl Sáez, o “El Cartagenero” y que aún exista el Club Taurino de Cartagena, que coloquen en el mapa taurino español a Cartagena.
Si en la historia del toreo ha habido cuatro pilares fundamentales en Cartagena (al menos sus únicos cuatro matadores de toros), como Gavira, Ortega Cano, Jiménez Márquez y Manolo Juárez, amén de excelentes subalternos, el pilar que principalmente ha fallado tiene por nombre Pilar, quien incluso incluye en su programa electoral un coso multiusos del que por cierto no tengo noticias de la colocación de su primera piedra.
No se puede dar la espalda a los toros desde agrupaciones festeras que alcanzan la declaración de Interés Turístico Internacional.
Sólo, la incomparable Semana Santa cartagenera, sus hermandades y cofradías, antes y ahora, en los momentos de pujanza y crisis…. Testimoniaron su apoyo a la fiesta.
No puede ser que todo en Cartagena acabe y empiece en una mar de músicas. El toreo es una ola de sentimientos que la gente de la cultura, la economía, la empresa… deben y tienen la obligación de recuperar.
Solo iniciativas privadas, de enamorados aún de este espectáculo para los sentidos, se atrevan a tener una placita de toros, o escribir un librito sobre tauromaquia… es como si los toros nos avergonzaran, y yo me niego a pensar que esto está ocurriendo en Cartagena.
Quiero seguir viniendo a enamorarme de su Calle Mayor, del Puerto, de su Teatro Romano, de sus atardeceres marineros, de su señorío….. pero también de su plaza de toros.
Ya está bien. Cuando a la Fiesta se la ataca, hoy reivindicamos, pedimos y hasta rogamos, que Cartagena no sea un lunar en el mediterráneo taurino que nos lleva hasta el sur de Francia. Cartagena necesita la luz de la Fiesta, la luz del destello de lentejuelas, del movimiento de alamares… y ahí quiero estar, me ofrezco a estar en posición de vanguardia para que Cartagena recupere su plaza de toros y que esta mantenga el nombre de uno de sus hijos predilectos y figurón del toreo: Ortega Cano.
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