Muchos lo han intentado, pero pocos son los que lo han conseguido. Muchos han nacido en el seno de familias con abolengo taurino, hijos de figuras del toreo, pero son muy pocos los que han conseguido llegar a superar a sus progenitores. Pero si todo continua como hasta ahora, ''Josemari, el hijo del maestro'', lo puede conseguir.
ALICANTE. Miércoles, 29 de Septiembre de 2010
Texto.- JOSÉ MARÍA JERICÓ.
Pero nada nos puede extrañar cuando sintiendo la llamada del toreo, se propuso abrazar esta profesión abandonando sus estudios de veterinaria, entregándose en cuerpo y alma, desde que toreara aquel festival en Campotejar (Granada) el 29 de abril del 2001. Aquella tarde sorprendió a todos y convence a su progenitor de que lo suyo va en serio y que quiere dejar bien alto el nombre de ‘Manzanares’. Debuta con caballos al año siguiente y fuimos muchos los que empezamos a creer en él, por el concepto de toreo que veíamos en sus actuaciones.
Han transcurrido ocho años desde que José María Dols Samper, JOSÉ MARÍA MANZANARES en los carteles, decidiera seguir los pasos de su padre, aprovechando esa herencia genética que ha recibido y que él, como ningún otro, ha sabido aprovechar, para demostrar que puede llegar a alcanzar el trono del toreo. Si los infortunios lo respetan. Enfermedades, accidentes, cogidas y lesiones inoportunas, estas siempre son inoportunas, pues siempre llegan en el peor momento, cuando va embalado, con la directa puesta para llegar a la meta de la temporada, una temporada esta, en la que ha tirado del carro y en la que todo el mundo lo esperaba para disfrutar con su toreo. Una temporada en la que ha alcanzando grandes triunfos y en la que a pesar de los dos parones con olor a quirófano, va a terminar confirmando su categoría torera y su querer ser.
El accidente de Utrera llego por querer afrontar la muerte del toro como manda el reglamento. El publico pidiendo el indulto. La presidencia resistiéndose y él que no necesita de indultos para cortar los máximos trofeos, se fue a por la espada, con la que anda seguro, decidido a entrar a matar, con tan mala suerte que se cortó los tendones del pulgar de la mano izquierda. Lesión que le ha mantenido en el dique seco veintidós días, perdiendo nueve importantes festejos que tenia contratados en las ferias del ''Cereal y la Vendimia'', de las dos Castillas, Murcia y Francia. Ahora la afición recibe con júbilo el anuncio de su reaparición, pero no en cualquier sitio, reaparece en Madrid en un gesto de figura señera del toreo. Antes, no pudo estar en San Isidro por culpa de la operación de vértebras a la que se sometió después de su paso por la Feria de Sevilla; pero ha decidido reaparecer en la primera Plaza del Mundo, en la Cátedra, en su Feria de Otoño. Así, como si nada, en un gesto que le honra y que a buen seguro la entendida afición madrileña valorara. Reaparecer en Las Ventas finalizando la temporada y dar la cara ante esa afición no es un gesto cualquiera, es un gesto de torería y de grandeza torera. Es el gesto de un torero que tiene ambición por alcanzar el cetro del toreo. Al tiempo.
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